Después del transmedia… ¿la inmersión total?
Quizás tendríamos que comenzar a preguntarnos qué quedará del transmedia tras su primera explosión en las industrias culturales y creativas. Cómo será el futuro próximo de la ficción, la narrativa y la creatividad. Cómo pueden evolucionar a partir de ahora las nuevas formas de lectura y divulgación… ¿qué nos espera más allá del otro lado?.
A menudo, con la arrogancia que nos caracteriza, los humanos tendemos a pensar que vivimos en momentos extraordinarios, “momentos históricos” que solemos creer fundamentales para la evolución de las artes y la creatividad. Por eso ahora, no es difícil escuchar que la narrativa transmedia está cambiando de forma radical la forma de contar historias. Pero creo… que ya sabemos que no es así.
Entonces… ¿ha sido todo un gran espejismo?
Bueno, no del todo. Posiblemente de esta primera explosión transmedial nos quedemos sobre todo con los conceptos de convergencia y de participación social. Pero ni siquiera eso es muy innovador. Los mejores relatos, los grandes relatos, siempre se han contado de todas las formas y maneras posibles. Y también han tenido siempre una gran red social que los ha difundido. Seguramente en la forma de contar historias la transmedialidad no está siendo mucho más disruptiva de que lo que fue y supuso en su momento el paso de la tradición oral a la escritura, la imprenta, o el lenguaje cinematográfico y audiovisual.
Eso sí, en esta evolución, al igual que en la de todas las artes, la tecnología siempre ha sido una herramienta fundamental. Por eso creo que la auténtica re/evolución aún está por llegar de la mano de la ficción bioinducida o de los nanobots con capacidades de malebilidad neuronal… Es decir, de la inmersión total.
En realidad creo que «la búsqueda de la inmersión» es el denominador común de esa evolución. Llevamos toda nuestra existencia transformando la realidad. ¿Qué es una catedral sino un espacio de ficción cuyo último objetivo es generar una experiencia inmersiva? De igual forma que ahora alteramos nuestra realidad con contenidos e información aumentada (y no tan aumentada, véase cualquier «telediario») muy pronto podremos transformar nuestro entorno real en un entorno inmersivo de ficción total.
No estamos tan lejos. Los científicos auguran que en 2020 ya estarán desarrollados los implantes de audio/vídeo en los humanos. Y Ray Kurzweil pronostica una singularidad tecnológica en torno al 2045 (strong AI). Es decir, el momento en que la inteligencia artificial tendrá capacidad de automejora recursiva.
Eso sí… mientras tanto… también conviene reivindicar el derecho a la contemplación. Seguramente por eso, y cada vez más a menudo, recuerdo una reflexión que nos dijo Pere Portabella:
“Escuchar a Bach por mero placer… también nos hace libres”
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